1. Párate
En un momento de silencio, respira tranquilamente y olvídate de todo lo demás. Hazte consciente de tus propios sonidos. Eres tú. Es ahora… Dios está aquí. Salúdalo.
2. Déjate iluminar
Nos centramos de nuevo en el brazo derecho de la cruz del cartel. Nos
acordamos de nuestra familia.
Lee el siguiente texto:
…Con la tensión de que lográbamos acabar, más que
escribir, el último examen lo esculpí. Apreté tanto el bolígrafo, ¡que se puede
leer por ambas caras! Claro, luego imagina el dolor de muñeca, brazo, ¡y hasta
el costado!
Hay veces en que los proyectos o trabajos nos
ilusionan tanto, que nos volcamos con todas nuestras fuerzas en ellos, hasta el
punto de, incluso, “dejarnos el pellejo”. Y es verdad que el Señor nos pide que
nos entreguemos con ilusión en nuestras tareas, pero, sobre todo, nos pide que
pongamos amor.
¿Has mirado a tu
alrededor? ¿Aquello en lo que te vuelcas es lo realmente importante y necesita
tanto? Tal vez, de tanta fuerza que
estás dejando en ello, estás haciendo sin darte cuenta un examen “esculpido” en
vez de escrito. Y puede ser que sólo obtengas unas buenas agujetas, sin haber
descubierto que las personas que tienes a tu alrededor tienen otros sueños,
otra forma de ver las cosas… y también ellos te necesitan.
Hoy el reto del amor es reservar unos minutos para
tu familia. Por un rato, aparta las obligaciones, los exámenes o ese asunto tan
urgente, y siéntate a cenar con tus padres, a hablar con tu hermanó o hermana,
a llamar a tus abuelos… pídele a Cristo poder estar ese momento al cien por
cien con ellos, con toda tu alma: ¡que sientan que ellos son lo realmente
importante para ti, que les dedicas toda tu fuerza y atención! ¡Feliz día!
3. Remuévete.
Rezamos con las preguntas del texto.
Rezamos con las preguntas del texto.
¿Has mirado a tu alrededor?
¿Aquello en lo que te vuelcas es lo realmente importante y necesita tanto?
4. Comparte.
Invitamos a los alumnos a compartir algún sentimiento que nos produce el texto y las preguntas.
5. En sus manos.
Rezamos juntos.
Ave María, San Marcelino Champagnat, María, nuestra Buena Madre.
4. Comparte.
Invitamos a los alumnos a compartir algún sentimiento que nos produce el texto y las preguntas.
5. En sus manos.
Rezamos juntos.
Ave María, San Marcelino Champagnat, María, nuestra Buena Madre.