En una de las visitas a sus
parroquianos, Marcelino se encontró con un
enfermo lleno de úlceras. Cubierto de trapos, estaba echado en un pobre catre. Corrió hasta su casa y ordenó al hermano
administrador que le llevara un colchón, sábanas y mantas. El hermano le
informó:
- No hay ni un solo colchón libre.
- ¡Cómo! ¿Ni uno? –insistió Marcelino.
- El último lo di hace unos
días.
Marcelino no se
lo pensó dos veces.
- Vaya corriendo a buscar mi
cama y llévesela ahora a mismo a aquel enfermo.
Y así lo hizo el hermano, y Marcelino se quedó durante unos días sin colchón donde
dormir.
Pensemos
Amar puede comportar sufrir incomodidades. De hecho, como más egoísta se es, más tranquilo se está sin que nadie moleste.
Amar puede comportar sufrir incomodidades. De hecho, como más egoísta se es, más tranquilo se está sin que nadie moleste.
o
Piensa en una situación que te haya creado incomodidad
por haber actuado en bien del otro.
o
Y ahora al revés, alguna situación en la que alguien haya
tenido que sacrificarse por tu bien.
o ¿Cómo puedes aplicar este ejemplo de Marcelino en tu vida esta Navidad?