Un día, el burro de un campesino se cayó en un pozo. El
animal lloró fuertemente por horas, mientras el campesino trataba de buscar algo
que hacer.
Finalmente, el campesino decidió invitar a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarle. Cada uno agarró una
pala y empezaron a tirarle tierra al pozo.
El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloró horriblemente, me quieren enterrar pensó. Mi amo se quiere deshacer de mí, pues soy ya viejo e inútil.
Cuando la tierra le llegaba ya a las rodillas se dio cuenta de que si se se sacudía
la tierra y daba un paso, podría ponerse encima.
Muy pronto el burro llegó hasta la boca del
pozo, pasando por encima del borde y saliendo trotando.
A veces en nuestra vida caemos en el pozo de la desesperanza y no vemos salida, más no debemos dejar de confiar en Dios, pues aunque sólo parezca que él nos tira más y más tierra, realmente nos está ayudando a salir adelante.