Es tan importante la palabra como
los gestos para seguir a Jesús. Cuando ÉL
nos dice: «sígueme» es una invitación para que seamos fieles, y aunque muchas
veces NO VEAMOS BIEN CON NUESTROS OJOS y nos invada la duda y la incertidumbre,
tengamos claro que Él seguirá a nuestro lado.
En la sociedad que vivimos hoy
tenemos una crisis grave en casi todos los ámbitos, también en el religioso, y
es ahí donde los cristianos tenemos que dar testimonio, como hicieron las
primeras comunidades, compartiendo nuestro tiempo, nuestros bienes y nuestra
fe. Debemos ser una iglesia cercana, abierta y acogedora; donde al echar las
redes estas se llenen de personas deseosas de escuchar a Jesús diciendo:
«Sígueme» y todos, sin dudarlo, dejemos lo que estamos haciendo para seguirle.