INFANTIL
EL BUEN SAMARITANO
Introducción:
Hoy vamos a ver lo importante que es ayudar al
que lo necesita y que no podemos mirar para otro lado. Pomos ver el vídeo que
está en el siguiente enlace o leerles la historia adaptada para ellos que
ponemos a continuación.
Reflexión
¿De todas las personas que pasaron por el camino, quién fue
el que realmente ayudo a aquel que lo necesitaba?
PRIMARIA
EL ÁRBOL RUISEÑOR
Hubo una vez un lindo ruiseñor que hacía su nido en la copa
de un gran roble. Todos los días el bosque despertaba con sus maravillosos
trinos. La vida volvía a nacer entre sus ramas. Las hojas crecían y crecían.
También lo hacían los polluelos del pequeño pajarito. Su nido estaba hecho de
ramitas y hojas secas. Algunas ardillas curiosas se acercaban para ver como los
polluelos picoteaban el cascarón hasta dejar un hueco en el que poder estirar
su cuello. Empujaban con fuerza y lograban salir hacia fuera. Sus plumitas
estaban húmedas. En unas cuantas horas se habrían secado y los nuevos polluelos
se sorprenderían de lo que les rodeaba. El árbol estaba orgulloso de ellos. Él
también era envidiado por los demás árboles no sólo por tener al ruiseñor sino
por la belleza de su tronco y sus hojas. Era grandioso verlo en primavera. Al
llegar el otoño, las hojitas de los árboles volaban hacia el suelo. Con gran
tristeza caían, pero el viento las mimaba y las dejaba caer con suavidad. Al
pasar el tiempo éstas serían el abono para las nuevas plantas. Al ruiseñor le
gustaba jugar entre sombra y sombra. Revoloteaba haciendo piruetas, buscando la
luz y cuando un rayo de sol iluminaba sus plumas, unas lindas notas musicales
acompañaban su alegría y la de sus polluelos. Un día un hongo fue a vivir con
él. Ya lo conocía de antes se llamaba Dedi, bueno, tenía un nombre muy raro,
pero ellos le llamaban así. El roble comenzó a sentirse enfermito, tenía muchos
picores y su piel se arrugaba. De vez en cuando le corría un cosquilleo por el
tronco. Estaba un poco descolorido, ni siquiera tenía ganas de que los ciempiés
jugaran alrededor de sus raíces. Él hongo estaba celoso del árbol y de su
amistad con el ruiseñor. Pensó que si le enfermaba, el ruiseñor le haría mas
caso a él, envidioso de su amor no le importó hacerle sufrir. Los demás
animales convencieron al hongo para que abandonara al árbol. Así conseguiría,
ser su amigo pero nunca por la fuerza. A partir de aquel día siempre se
juntaban para ver amanecer. El hongo aprendió una gran lección, su poder y su
fuerza debía utilizarlas, para algo bueno, para crear, no para destruir.
Reflexión
Como el hongo nosotros no estamos hechos para destruir, sino
para crear, pera hacer bueno el mundo en el que vivimos.
¿Crees que estás hecho/a para colaborar en la creación de un
mundo maravilloso?
¿Cómo crees que lo puedes hacer?
¿Cómo lo vas a hacer hoy en tu casa o en el cole?
SECUNDARIA-BACHILLER
LA FÓRMULA DE LA FELICIDAD
Una mujer era conocida por todos por lo feliz que se la veía
allá donde fuera e hiciera lo que hiciera. Ya podía tener dificultades,
problemas, complicaciones o alegrías, que siempre se la veía con el mismo
rostro de serena felicidad. Un día le preguntaron cómo había conseguido
alcanzar ese nivel de felicidad tan estable. Y ella les dijo con gran
sencillez:
No es nada del otro mundo. Simplemente he intentado seguir
los consejos que me dio mi padre antes de morir…
En este momento se interrumpe la historia.
Se pregunta a los chavales que sean ellos los que señalen
qué consejos pueden dar a los demás que ayuden a la gente a ser feliz. Después
de que ellos se manifiesten, se prosigue con la historia.
… me dijo: “No tengo dinero para dejarte, sólo te puedo dar
la fórmula que a mí me ha ayudado a ser feliz: vive cada día procurando tener
los pies en el suelo, el corazón en su sitio y la cabeza sobre los hombros. Y
así lo hice.
Extrañados por esta respuesta, le dijeron: Pero eso es lo
que hacemos todos ¿no?
Y ella, coºn una sonrisa, les aclaró mejor su respuesta
diciendo: No es lo más corriente. Conozco a muchas personas que han perdido la
cabeza, no tienen corazón y viven en las nubes de falsas realidades. Yo me
esfuerzo cada día por tener el corazón en su sitio, en las manos de dios, y no
ponerlo en tantas cosas que me harían perderlo. Procuro también tener los pies
en el suelo del presente, y no vivir en las nubes del pasado o del futuro, que
ahogarían la vida con sus angustias, y preocupaciones. Y en todo momento, estoy
en guardia para no perder la cabeza persiguiendo todas las promesas de
felicidad que me ofrece, cada día, este mundo de apariencias.
Preguntas para la reflexión:
¿Cuáles son los criterios de este mundo para ser feliz?
¿Qué felicidad creéis que ofrece Dios / las religiones?
¿Qué cosas hacen que se pierda el corazón, se deje de pisar
el suelo de la realidad y se pierda la cabeza?