viernes, 28 de febrero de 2014

La estrella de mar



Un amigo nuestro iba caminando al atardecer por una playa mejicana desértica. mientras caminaba, diviso a otro hombre a lo lejos. Al acercarse, notó que el lugareño se agachaba constantemente, recogía algo y lo arrojaba al agua. Una y otra vez lanzaba cosas al océano.

Cuando nuestro amigo se acercó más todavía, vio que el hombre recogía estrellas de mar que se habían varado en la playa y, una por vez, las iba devolviendo al agua.
Se acercó y le dijo:
-Buenas días. Me pregunto qué estas haciendo.
-Devuelvo estrellas de mar al océano. Mira, en este momento, la marea está baja y todas estas estrellas se han quedado en la playa. Si no las echo nuevamente al mar, se morirán.
-Ya entiendo-respondió mi amigo-, pero ha de haber miles de estrellas de mar en esta playa. Es imposible que puedas devolverlas todas. Son demasiadas. Además, seguramente esto pasa en cientos de playas a lo largo de toda la costa. ¿No te das cuenta que no cambia nada?

El lugareño sonrió, se agacho, levantó otra de las estrellas de mar para arrojarla de nuevo al mar y respondió:
-¡Para ésta ha cambiado todo!