Uno
de los acontecimientos que más recordamos ahora los maristas sobre Marcelino
fue cuando quiso ir a visitar a un Hermano enfermo en una tarde de invierno y
se perdió en la nieve junto al querido H. Estanislao. Cuando el Hermano se
cansaba y se desanimaba, Marcelino le decía:
-"¡Ánimo,
María nos ayudará!"
Pero
al rato, el Hermano perdió el conocimiento. Entonces, de rodillas reza a María,
la Señora de su inspiración, la
Madre Buena , de esta manera:
"Acuérdate,
piadosa virgen María que jamás se ha oído decir que ninguno de cuantos han
acudido a tu protección y reclamado tu socorro haya sido abandonado..."
Al
acabar de rezar, puso de pie al hermano Estanislao e intentó andar. Sus piernas
no obedecían. No había dado unos diez pasos, cuando vieron una luz cercana.
Fueron hacia ella y dieron con una casa.
Dicen
las crónicas que aquella noche, precisamente, se le ocurrió al granjero ir a
ver el ganado pasando por el corral exterior, sin utilizar la puerta interior
de la casa que comunicaba con la cuadra, como acostumbraba siempre a hacer.
¿Casualidad, milagro?...