Marcelino Champagnat abrió las puertas de una pequeña casita en La Vallá el 2 de enero de 1817 a dos jóvenes… Y casi
llevamos 200 años de Historia tras esa puerta abierta.
La valentía de Champagnat en su momento nos impulsa como maristas
del siglo XXI a
vivir una actitud de apertura y acogida desde los valores de la sencillez, el
amor a María y al trabajo, la presencia con los niños y jóvenes, sobre todo con
los que más nos necesitan, tanto en nuestras.
Nosotros, como continuadores hoy del sueño de Marcelino, estamos
llamados a seguir abriendo puertas.