martes, 28 de abril de 2015

Un regalo sincero

Hace ya tiempo, una madre castigó a su hijo, por desperdiciar un rollo de papel dorado. El dinero era escaso en esos días, por lo que explotó en furia cuando vio al pequeño envolviendo una caja. Sin embargo, el niño llevó el regalo a su madre y dijo: 

- "Esto es para ti, mamá". Ella se sintió avergonzada de su reacción de furia, pero volvió a explotar cuando vio que la caja estaba vacía. Le volvió a gritar, diciendo: 
- "¿No sabes que cuando das un regalo a alguien se supone que debe haber algo dentro?".

El pequeño miró hacia arriba con lágrimas en los ojos y dijo:
- "Oh, mamá, no está vacía. Yo soplé besos dentro de la caja… todos para ti". La madre puso los brazos alrededor de su hijo y le suplicó que la perdonara. 

Se dice que la mujer guardó esa caja dorada cerca de su cama por años y siempre que se sentía derrumbada tomaba de la caja un beso imaginario y recordaba el amor que su niño había puesto ahí para ella.