miércoles, 18 de noviembre de 2015

CONOCIENDO LA HISTORIA

"No hay causa que merezca
más alta prioridad que la
protección y el desarrollo del
niño, de quien dependen la
supervivencia, la estabilidad y
el progreso de todas las
naciones y, de hecho, de la
civilización humana".

Este próximo viernes 20 de octubre hará 26 años que la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó de manera solemne en Nueva York,  la Convención sobre los Derechos del Niño. Apenas un año más tarde, el 6 de diciembre de 1990, España ratificaba la Convención, uniéndose así a la lista de 193 países que se comprometían a asegurar al niño la protección y el cuidado necesarios para su bienestar.
En 2002, dos jóvenes, Gabriela Azurduy y Audrey Chenyut leyeron una declaración preparada durante tres días por los más de 350 jóvenes de todo el mundo la Sesión Especial de la Asamblea General de Naciones Unidas a favor de la Infancia. Esta decía así:
“Somos los niños y niñas del mundo.
Somos las víctimas de la explotación y el abuso.
Somos niños y niñas de la calle. Somos niños y niñas de la guerra.
Somos las víctimas y los huérfanos del VIH/SIDA.
Se nos niega una educación de buena calidad así como buenos servicios de salud.
Somos las víctimas de la discriminación política, económica, cultural, religiosa
y del medio ambiente.
Somos los niños y niñas cuyas voces no se oyen: es hora de que nos tomen en cuenta.

Queremos un mundo adecuado a las necesidades de los niños y niñas porque un mundo adecuado a nuestras necesidades es un mundo adecuado a las necesidades de todos.”

I ahora todos juntos rezamos:

Our Father, 
who art in Heaven, 
hallowed by Thy name, 
Thy kingdom come, 
Thy will be done 
on earth as it is in Heaven. 

Give us this day our daily bread, 
and forgive us our trespasses 
as we forgive those who trespass against us. 
And lead us not into temptation 
but deliver us from evil.