miércoles, 16 de marzo de 2016

HISTORIA PARA PENSAR

El paquete de galletas
estacionA una señora que viajaba en tren, le informaron de que su tren se retrasaría aproximadamente una hora. Un poco fastidiada, se compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua para pasar el rato de espera. Buscó un banco y se sentó. Un joven senegalés se sentó a su lado y comenzó a leer un diario.
De pronto, el joven sin decir una sola palabra, estiró la mano, abrió las galletas y comenzó a comer. La señora se molestó un poco; no quería ser grosera pero tampoco hacer como si nada hubiera pasado. Así que, tomó el paquete, sacó una galleta y se la comió mirando fijamente al joven. El joven tomó otra galleta y, mirando a la señora a los ojos y sonriendo, se la llevó a la boca. 
La señora estaba cada vez más irritada, y el muchacho cada vez más sonriente. Finalmente, ella se dio cuenta de que sólo quedaba una galleta, y pensó: “No podrá ser tan caradura” mientras miraba alternativamente al joven y al paquete. Con mucha calma el joven alargó la mano, tomó la galleta y la partió en dos. Con un gesto amable, le ofreció la mitad a su compañera de banco. -¡Gracias! -dijo ella tomando con rudeza el trozo de galleta. -De nada -contestó el joven sonriendo, mientras comía su mitad. Entonces el tren anunció su partida. La señora se levantó furiosa del banco y subió a su vagón.
Desde la ventanilla, vio al muchacho todavía sentado en el andén y pensó: “¡Qué insolente y mal educado! ¡Qué será de nuestro mundo!” En eso que abrió su bolso para sacar la botella de agua y se quedó estupefacta cuando encontró allí su paquete de galletas.