martes, 7 de marzo de 2017


En el comienzo de la Cuaresma, la Iglesia nos invita, en primer lugar, a mirar a Jesús, que no cede a las pretensiones del tentador, sino que se mantiene fiel a su condición de Hijo. En segundo lugar, nos invita a descubrir las dificultades concretas («tentaciones») que pueden desviarnos del compromiso tomado en el bautismo. Por último, nos exhorta a ponernos de nuevo en camino, detrás de Jesucristo, con el propósito de que nada nos separe de la voluntad del Padre para nuestra vida.