martes, 21 de marzo de 2017


Jesús revela a la mujer de Sicar que él es el pozo profundo de donde brota el agua viva. Nuestra sed puede ser saciada, porque el agua que la apaga es el Señor, en cuya Vida hemos sido injertados por el bautismo. ¡Pero queda aún tanta sed! ¡Son tantas las búsquedas y los deseos profundos del ser humano! Queremos justicia, verdad, libertad, belleza, felicidad…, pero no sabemos bien a qué pozo acudir. ¿De qué tengo sed yo? ¿Dónde y en quiénes descubro hoy a Jesús, que me pide de beber?