miércoles, 4 de octubre de 2017

Nuestra relación con Dios es muchas veces parecida a la de estos dos hijos. A veces formulamos con firmeza buenos propósitos y luego nos cuesta cumplirlos: somos entonces como el primer hijo. Otras veces, escuchamos la voz de Dios y le contestamos de forma reacia, aunque después vayamos cumpliendo lo que nos inspira: somos como el segundo hijo. Somos conscientes de que estamos llamados a ser como el Hijo por excelencia, como Jesús.


Finalicemos nuestra oración, rezando:

Padre Nuestro...
San Marcelino Champagnat.
Mare de Déu de la Salut.