El señor Gregoire está trabajando mucho por estos olvidados. Además, muchos cristianos colaboran con esta misión de concienciar la población para que respete los derechos humanos de las personas que sufren la enfermedad mental. Estos enfermos viven estigmatizados y son considerados una verguenza para sus familias. De momento, el gobierno y la sanidad se mantienen al margen. El señor Gregoire se ocupa de hablar con las familias y liberarlos de sus malditas cadenas. Después los lleva a las instalaciones de su fundación y allí, en la casa de Dios, les ofrece tratamiento farmacológico y mucho amor.
Los enfermos de África, los niños desnutridos y con malaria, los que han perdido la esperanza, los que tienen hambre de justicia, la presencia de las Hermanitas de la Anunciación y de tantas otras órdenes religiosas que luchan para mantener sus dispensarios, la Ong Sed y los Hermanos Maristas, el señor Gregoire. Unión de oraciones por todos ellos.