miércoles, 6 de noviembre de 2013

Señor, tú me conoces

Sal 139 (138), 1-6
Señor, tú me miras y me conoces;
tú conoces todas mis acciones;
aun de lejos, te das cuenta de lo que pienso.
Sabes todas mis andanzas,
¡sabes todo lo que hago!
Aún no tengo la palabra en la lengua,
y tú, Señor, ya la conoces.
 Por todas partes me has rodeado;
tienes puesta tu mano sobre mí.
 Sabiduría tan admirable está fuera de mi alcance;
¡es tan alta que no alcanzo a comprenderla!

Reflexión
El que compuso esta oración tiene la experiencia de que Dios le conoce mejor que él así mismo. Conoce lo bueno, lo malo, lo que deseamos, lo que pensamos realmente.

Por eso relacionarnos con Dios nos ayuda también a conocernos mejor. Ojo... y a querernos como Dios nos quiere. Porque conocerse no es para mal, es para bien.