
Ha llegado el momento de ponerse en forma. Por delante, cuarenta días para lograr un corazón en línea…
¿Te animas? ¡Toma nota! El Dietista por excelencia, Jesús de Nazaret, te aconseja:
- Ayuna de insultos, palabras vulgares y golpes sobre la mesa o sobre el hermano, y date un atracón de palabras amables, abrazos apretados y gestos conciliadores.
- Ayuna de egoísmos, paseos en torno al ombligo y espejitos mágicos, y llénate con las preocupaciones, las inquietudes y las necesidades de tus hermanos.
- Ayuna de pesimismo, derrotismo fácil y caras largas, y llénate de confianza en Dios, de las pequeñas luchas de cada día y de sonrisas sinceras y esperanzadoras.
- Ayuna de juicios a la ligera, críticas despectivas y reproches destructivos, y mastica palabras de ánimo, consejos positivos y llamadas de atención constructivas.
- Ayuna de marcas famosas, últimos modelitos y modas pasajeras, y saborea tu propia personalidad, tu carácter más auténtico y tu moda más genuina (la que brota del corazón, la que no se ve pero se siente).
- Ayuna de desidia, apatía e indiferencia, y devora compromiso, inconformismo ante las injusticias y ganas de cambiar el mundo, empezando por tu entorno más cercano.
- Ayuna de pedir papeles, de cerrar puertas y de clasificar personas, y empáchate con los papeles del corazón, con puertas sin mirilla y con seres humanos que son todos ellos tus hermanos, tu familia.
- Ayuna (y valga la redundancia) de un ayuno falso (bajo en calorías del corazón) de una limosna (algo sacaré de todo esto) y de una oración obligada (toca, qué le vamos a hacer) y paladea un ayuno verdadero, una limosna solidaria y una oración comprometida.
- Finalmente ayuna de creerte que tú solito puedes llevar adelante esta dieta, e ingiere el convencimiento y la fe de que Jesús de Nazaret está contigo, y si quieres y lo pides, te ayudará a conseguir un corazón lleno de vida.