
te he llamado por tu nombre,
tú eres mío.
Tu vida no está programada desde un ordenador,
ni eres una fotocopia del consumidor perfecto,
no eres un "ciudadano DNI",
ni un espectador,
ni un súbdito del rey Euro.
Eres alguien bendecido,
eres mi hijo amado.
No eres clónico de nadie,
eres único
y el Pastor te reconoce por tu nombre.
UNA
PROPUESTA: Ponte en camino, pero en
dirección a los otros, a los que tienes más cerca. Acorta distancias, tiende manos,
invierte en relaciones, haz amigos, libérate de cosas y engánchate a personas, piensa
cómo incluir, incorporar y tejer redes (y no sólo sociales) y disfruta al
sentarte con otros en el banquete de la vida.
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