SIEMPRE CON LOS BRAZOS ABIERTOS
María, tú confiaste
plenamente en Dios.
Viviste a la escucha atenta
de su mensaje.
Te hiciste fuerte en la
espera.
Ayúdanos, danos fuerza,
cuando nos veas tristes,
cuando nos sientas cansados,
de tristeza o de un futuro
no muy claro.
María, mantén el ritmo de
nuestra esperanza en Dios,
como tú esperaste en Él.