Santa María, Madre de Dios, Virgen
Inmaculada,
Tú que te apareciste dieciocho veces a Bernardita
en la gruta de Lourdes
para recordar a los cristianos las
maravillas
y exigencias del Evangelio.
Tú
que nos invitas a la oración, al perdón, a la eucaristía y a la vida en la
Iglesia,
dame fuerzas para manifestar mi fe en el día
a día.
Que como tú sea capaz de estar al
servicio de los enfermos,
que sea tus manos y tu palabra para reconfortar
a los que sufren.