1. Párate
En un momento de silencio, respira tranquilamente y
olvídate de todo lo demás. Hazte consciente de tus propios sonidos. Eres tú. Es
ahora… Dios está aquí. Salúdalo.
2. Déjate iluminar
Nos
centramos en el Evangelio de ayer, tercer domingo de cuaresma. Estamos
empezando ya la tercera semana de este tiempo. Seguimos con ese proceso de
“Cuaresmate”, de parar, de pararnos en aquello que es más importante.
Del Evangelio de Juan 2,13-25
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a
Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y
palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó
a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas
y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: "Quitad esto
de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre." Sus discípulos
se acordaron de lo que está escrito: "El celo de tu casa me devora."
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: "¿Qué signos nos
muestras para obrar así?" Jesús contestó: "Destruid este templo, y en
tres días lo levantaré." Los judíos replicaron: "Cuarenta y seis años
ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?"
Pero hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos,
los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y
a la palabra que había dicho Jesús.
Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de
Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús
no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el
testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.
1. Remuévete
Todos
los años se nos brinda una nueva oportunidad de cambiar nuestras vidas, de dejar
a un lado todas las cosas malas que hemos hecho y arrepentirnos de ellas. Es
como limpiar el historial, las cookies, las contraseñas… y empezar de nuevo.
La
invitación es a abandonar nuestra "vidorra comodona" y convertirnos
en esas personas que son necesarias para el bien del mundo. En personas que
como nos decía el vídeo construyen desde la gratuidad, personas que dan sin
esperar nada a cambio.
¿Qué puedes dar gratis a
los demás?
2. Comparte
Invitamos
a los alumnos a compartir la pregunta anterior.
3. En sus manos
Rezamos
juntos.
Señor
Jesús, quiero que entres en mi vida
como
cuando entraste en el templo.
Sabes
lo que sobra en mí.
Echa
de mi templo a los mercaderes que me explotan.
Tira
las mesas de todo lo que me amarra.
Y,
después con cariño, ayúdame a reconstruirme,
conviérteme
en albañil de mí mismo.
Que
ponga cimientos sólidos, que edifique con pilares firmes,
que
construya con ladrillos consistentes.
Ayúdame
a Destruir-Construir mi templo.