¿Y después? Hay quién habla de improvisación. Pues sí,
quizás haya improvisación. Porque la situación no ha sido prevista y porque
ante una urgencia hay que improvisar. Vuelvo a preguntar: ¿qué pasa una vez que
esas personas han llegado a Valencia? Ahí es dónde cobra todo su valor la
decisión del Arzobispo de Valencia, el Cardenal Cañizares. La diócesis está
desarrollando ya una gran labor social. En pisos de la diócesis hay acogidas
familias necesitadas. Ahora, con la tragedia del Aquarius, el Arzobispo ha
puesto todos los medios de los que dispone la diócesis, para que estas personas
no sólo sean bien recibidas, sino bien mantenidas. Porque después de la
recepción hay que vivir y hay que esperar. El Cardenal ha dicho que “en ellos
vemos una llamada de Dios” para salvarlos.
Efectivamente: “tuve hambre, y me distéis de comer, estaba
desnudo y me vestisteis”. Lo importante es dar de comer y vestir. Saber a quién
se da de comer o a quién se viste también es importante. En eso la diócesis de
Valencia está dando una gran lección: a Cristo mismo estamos dando de comer.