INFANTIL
MI CORAZONCITO
Introducción:
Jesús quiere que hagamos felices a los demás y eso lo
podemos hacer con nuestros compañeros, nuestros amigos, nuestra familia. Puede
ser muy fácil. Escuchemos o veamos esta canción.
Reflexión
¿Qué acciones nos dice la canción que pueden hacer felices a
los demás? ¿Nos ponemos también contentos nosotros?
PRIMARIA
EL MAYOR TESORO DEL MUNDO
¡Buenos días a todos!
Comenzamos el día de hoy leyendo este pequeño cuento.
Existía el mayor tesoro del mundo, estaba escondido en un
cofre cerrado con llave dentro de una cueva a la que sólo se podía llegar con
un mapa. Este secreto fue sabido por los animales de una gran selva.
El mono encontró una llave en un árbol, y fue corriendo a contárselo
a su amigo el elefante, que a su vez se dio cuenta de que con su fuerza podía
mover cualquier roca y encontrar así la cueva de la que les habían hablado. De
camino se encontraron a la serpiente, que sorprendentemente, a rastras por el
suelo se había encontrado un mapa bajo unas piedras,... Los animales al darse
cuenta de todos sus hallazgos decidieron trabajar juntos para llegar hasta el
tesoro. Así lo hicieron pasando muchas aventuras y dificultades, y
consiguieron, por fin, llegar al cofre. Al abrirlo encontraron un pergamino que
decía: el mayor tesoro del mundo ya lo tenéis, es la amistad.
"Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que os
mando" (Jn 15, 14). Y lo que nos ha mandado Jesús es amarnos unos a otros,
como Él nos ha amado. Somos más felices cuando compartimos nuestra amistad.
Oración
Jesús, hoy te pido por todos mis amigos... Tú sabes cuáles,
cuántos y cómo son. Todos especiales y muy valiosos para mí. Te pido para que
seamos siempre buenos amigos.
SECUNDARIA-BACHILLER
MÁS VALE DAR QUE RECIBIR.
En los días en que un helado con sirope costaba mucho menos
de lo que cuesta ahora, un chico de diez años entró a un restaurante y se sentó
a la mesa. La camarera le sirvió un vaso con agua.
¿Cuánto cuesta un helado con sirope? - preguntó el chico.
Cincuenta céntimos. - le contestó la camarera.
El muchacho sacó algunas monedas del bolsillo y las contó.
¿Cuánto vale un helado solo, sin sirope? – preguntó.
Había gente esperando por una mesa y la camarera estaba
empezando a impacientarse.
Treinta y cinco céntimos – le dijo ásperamente.
El muchacho volvió a contar las monedas.
Tráigame el helado solo – le dijo.
La camarera le trajo el helado, puso la cuenta sobre la mesa
y se retiró. El chico, al terminar con el helado, pagó en la caja y se fue.
Cuando la camarera regresó y empezó a limpiar la mesa, se quedó atónita. Al
lado del plato vacío, había dejado el chico quince centavos… su propina.
¿Estaríamos nosotros en la disposición de sacrificar un
deseo por hacer lo que creo que es lo que tengo que hacer?
¡Qué lección recibió la camarera y cuánto valor
adquirió en un momento la cantidad de … 15 céntimos!